Café clásico catalán que también decidió dar el paso a las
cápsulas compatibles. Dice el fabricante en caja que es un café de
potente intensidad, amplitud y untuosidad. Pensado para empezar el
día, ideal para tomar con leche. Cápsulas de café biodegradables
en todas las condiciones de desecho. Sin impacto ambiental, por lo
que no precisan tratamiento especial, ni contienen minerales pesados.
No se puede decir que diga mucho del café, salvo que es potente, de
hecho en un gráfico de intensidades de toda la gama, consta como el
más potente, aunque en ninguno ponga una intensidad numérica; y sí
se centra mucho más en lo ecológico ―en la parte trasera de la
caja aparece en letras algo más grandes que el resto del texto: Café
responsable capsula biodegradable, sen mayúsculas y sin tildes―.
El café está bastante bueno, con cuerpo, una acidez algo alta pero
razonable y un retrogusto bastante largo, pero sin muchos alardes.
Razonable relación calidad/precio.
La caja es bonita, aunque con sus siete planos no recuerde, salvo por
la foto en picado de media taza de café con plato, a una caja de
café, en blanco y marrón claro. Me gusta mucho el logotipo, en
negro, donde la v de la marca hace el papel de taza, saliendo de ella
un trazo que hace de humo. Dentro hay 10 cápsulas transparentes con
tapa plateada, todas ellos dentro de una bolsa muy resistente, con un
diseño similar a la caja.
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